Indie pop para corazones nostálgicos: Mono Letárgico y su nueva canción «Habla Corazón»

Las calles de Lima siempre han sido un escenario caótico, un telón de fondo donde lo melancólico y lo efervescente conviven en un mismo semáforo en rojo. Mono Letárgico entiende esa dualidad y la traduce en «Habla Corazón», un tema que bien podría ser la banda sonora de una caminata nocturna por la ciudad. Es el tipo de canción que te hace mirar por la ventana del bus y encontrarle sentido a todo lo que ves, aunque la respuesta solo dure tres minutos y medio.

Desde su génesis, el grupo ha sabido jugar con la contención y la explosividad. Hay un filo en su música que nunca se desborda, pero que se siente latente en cada compás. En «Habla Corazón», esa tensión se construye en capas: la guitarra limpia que se desliza entre el folk y el soft rock, un bajo que marca el paso como si estuviera contando una historia y una batería que solo interviene cuando es necesario. Todo está al servicio de la voz, que recita sin prisa, sin apuro, como quien sabe que al final será escuchado.

El pop peruano es un terreno en constante mutación, con artistas que toman influencias de todas partes para moldear algo propio. Mono Letárgico no está aquí para inventar la rueda, pero sí para asegurarse de que siga girando con elegancia. «Habla Corazón» tiene ese encanto de lo atemporal, de lo que podría sonar en la radio en cualquier década sin perder vigencia. Es una canción que no se apoya en tendencias pasajeras, sino en una autenticidad que resiste al tiempo.

El proceso de grabación mantuvo la esencia del demo original, respetando la crudeza emocional que dio origen al tema. No hay capas innecesarias ni rellenos que edulcoren el sentimiento. La banda supo reconocer el momento exacto en que la canción estaba completa, sin forzarla a ser algo que no es.

Mientras Lima sigue su curso impredecible, Mono Letárgico ofrece un respiro, un instante de claridad entre el bullicio. «Habla Corazón» es un recordatorio de que, a veces, lo más importante es detenerse y escuchar lo que siempre ha estado ahí, esperando a ser dicho.

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